lunes, 10 de noviembre de 2014

Editrafis - Capitulo 2

EDITRAFIS - CAPITULO 2

G-PUCP  

Josue dejó la batalla moral contra la peste que invadía su pueblucho e inició  la ardua misión de alcanzar las mejores notas en el examen de admisión a su anhelada GPUCP. Se encerró en su habitación y devoró decenas de libros y revistas como Baldor, Coquito, Escuela Nueva, Condorito y Coné, Teleguía, Gisela, Playboy, Cosmopolitan además de periódicos culturales como Ojo, Confidencial, El popular, Extra, etc. Como resultado comenzó a sentirse cada vez más culto y letrado. “Ingresar será pan comido” se decía envuelto en un aura de sapiencia sintiéndose un sabio como Confucio  “el que inventó la confusión!” pensaba como todo un campeón.

El día de inscripción al examen de admisión divisó a lo lejos a dos pérfidos seres: uno larguirucho y otro con cara de bruja tratando de computar a la recepcionista que daba informes del examen.

-“Qué asco”. Pensó horrorizado al ver como había gente que desperdiciaba su tiempo y no se abocaba a sus metas  profesionales. Luego, volteó su mirada y continuo con lo que estaba haciendo: observar nepes de transeúntes.

Una vez que los desquiciados personajes se habían alejado (no quería ni rozarlos), se acercó a la señorita para inscribirse. La asistenta al verlo tuvo sentimientos encontrados de lastima y risa y al inscribirlo le vendió por lo bajo unos exámenes de simulacro. Josue agradecido quiso hacerle un truco de magia con una moneda a lo cual la educada señorita le contestó con un pollo “Largo de aquí carecuy! Siguiente!”.

Josue contrariado había tenido su primer público hostil en un simple acto de magia, no sería el último… pero retrocedamos una vez más en el tiempo para descubrir una de las pasiones de nuestra querida cabeza clava “La magia”. Sucedió una noche de navidad cuando sus viejitos decidieron sorprenderlo con un kit de magia para retrasados mentales. Josue quería un vibrador como regalo así que al ver el presente en su cama al despertar, lo lanzó a la cesta de basura fastidiado. Sin embargo, al pasar las horas sintió cómo le brillaban los ojos, sobre todo cuando descubrió una paloma en el kit, la cual acaricio y beso con ternura. Otro instrumento que lo excito, perdón que lo emocionó fue la varaza mágica, también la acaricio y lo que hizo luego es incontable solo se puede decir que esa noche durmió de cuclillas y feliz. También habían naipes, pañuelos, sombrero con un conejo pingon, etc etc… la emoción embargó a nuestra querida lechuza y sintiéndose un Houdini se presentó a una actuación en el colegio, los niñitos al inicio se mostraron emocionados, pero poco a poco, la emoción fue cambiando por una sensación de sadismo “Acaba de aparecer una nueva lornita con sus truquitos de magia jaja” pensaron y al acabar el show, lo agarraron entre todos a patadas, pollos, metidas de mano… cuando Josue yacía tirado en el suelo entre desperdicios y maldiciendo su mala fortuna, apareció su amiguito “la llama”. Este, le tendió una mano salvadora… Josue emocionado por tal acto, le dio su garra cual lady esperando que lo ayudara a levantarse, sin embargo la llama era pérfida y más maldita que todos sus otros amiguitos juntos, tomando de la mano a la lechuza, lo arrastró hacia él poniéndolo de rodillas y le hizo chuparle la pija con violencia, “ahora te toca a ti!” gritó con fuego en sus ojos. Josue sintió el chorro infame pasar por su garganta y una sensación de asfixia que casi lo mata. Esa mezcla de humillación, amor, odio, erotismo, sadismo, homosexualidad, hicieron que amará la magia más que a nada en el mundo y esa es la explicación psico-loca-gay de su pasión que lo acompañaría hasta el fin de sus días.

Volviendo a un pasado no tan remoto, Josue llegó a su jato, se acomodó en su silla, extendió los exámenes simulacros adquiridos por unos ínfimos e irrisorios 100 soles e inició su primer intento por ser grande y resolverlo según él en pocos minutos. Sin embargo un terror infinito invadió su alma al ver que todas las preguntas parecían haber sido redactadas en chino mandarín mezclado con ruso y dialecto polinésico. No entendía ni un carajo!  “Yo pensé que era un examen pre-universitario no reescribir las ecuaciones de la teoría de la relatividad de Einstein!!!” pensó ingenuamente. Su cabeza clava empezó a darle vueltas y sentir vértigo, los ejercicios matemáticos parecían jeroglíficos,  las preguntas de historia universal para que las ponían? si él a las justa conocía Lima Limón y solo conocía la historia de los invasores de san Johan! Siguió avanzando horrorizado, preguntas de lengua (algo que él se sentía experto pero no a este nivel intelectual), razonamiento, etc, etc….. “NOOOOOOOOOOOOOO” grito en sus adentros “y ahora qué hago? Mis sueños de fortuna, de reconocimiento se van a la mierda!”.

En eso toda su inocencia explotó en un mar de llanto y desesperación, empezó a flagelarse a rasgarse las vestiduras, a arañarse con sus uñas afiladas el amorfo cuerpo, se jalo los pelos, destruyó todo su arsenal del saber, rompió el vinifan que cubría el hueco que él llamaba ventana y gritó maldiciendo a todo el mundo, a los basureros del relleno, a las putas, a los cafichos, a los parroquianos, a la llama, a los dos extraños personajes cándidos, enfermos y felices que había visto horas antes, en fin, el mundo se le había venido abajo y nada lo sacaría de su depresión, sólo la muerte y el suicidio.

Sin embargo, desde lo más oscuro de su alma, algo afloró en sus pensamientos y dio inicio al Josue que todos conocemos. Una idea sutil, elegante, maquiavélica, hipócrita, traidora, descarada y suave como la seda fue apareciendo letra tras letra en su reducido cerebro  “P…l…a…g….u….e” pensó mientras sus cejas se arquearon formando una expresión de maldad pura y maligna, y así por primera vez en su vida le salió su risa de hiena característica (que hoy es habitual cuando cuenta sus chistes que nadie entiende pero igual le hacen caso para no herirlo) y su corazón volvió a latir nuevamente, pero en vez de bombear sangre comenzó a bombear veneno que invadió todo su organismo para dar inicio a este mutante del mal.

Días más tarde había ingresado a la universidad, si bien ocupó casi uno de los últimos lugares (ni plaguear sabía) ya había emprendido la aventura más importante de su vida en ese momento para él. Por casualidades de la vida vio a lo lejos como le tiraban huevos y afeitaban la cabeza al muchachito cara de bruja que reía con sonrisa diabólica y que solo atinaba a decir cada vez que lo golpeaban sus amiguitos “que buena que buena que buenaaaaa (infinito)”.  “Que triste personaje, nunca sería amigo de alguien así” pensó la lechuza, sin embargo la vida seguiría dándole infortunios y su círculo de amigos sería uno de los más subterráneos e infames que alguna vez hubieran existido en la faz de la tierra…. Continuará….

1 comentario:

Anónimo dijo...

que despreciable y sucio ser...