La fiestecita se preparaba, ahi estaban los bailarines Nando y Beto llegando, conversando de culos, riendo, metiendo golpe a desprevenidos caras de monces, metiendo mano a cuantas cholas veian, saboreando el paisaje de tremendos culos que se asomaban por la puerta del local de donde salía la música. La fiesta estaba organizada por motivo del cumpleaños de Coño, un muchacho simpático y algo guatón, compañero de Nando y Beto. Habían asistido también, La Chili y la Chenchin, amigas eternas de nuestros héroes, muy federales pero siempre fieles a ellos. A falta de buenas hembras Beto siempre se refugiaba y se empecinaba con sus amistades, Ellas y Beto tenia una relación reciproca y de camaradería para sentirse menos giles ante sus realidades monces. Tambien estaba Quike, un tipo ya algo viejo que había estado en preparatoria con Nando y Beto antes de entrar a la Universidad. Que estaba en Trica en el curso de LP2, curso que repetiría y que confirmaría su destino final de lustrador de Botas en las esquinas de la plaza San Martin.
La fiesta estaba comenzando. El dueño del cuchitril había pedido a los participantes traer CD’s de música para que nuestros héroes puedan bailar con los pasitos ridículos a los cuales ya nos tenían acostumbrados.
Beto abrió su mochila vieja, aquella que no habia cambiado desde las epocas de primaria, aquella mochila triste de un Jean desgastado por las veces que había tumbado al suelo, maleteado por sus amigos Papilon y Toto, de aquella mochila sacó, un par de CD’s mugrientos, con las carátulas en blanco. Orondo se acerco al homenajeado y le dijo:
- Coño, Aquí te traigo estos dos CD’s con buena música, cuídalos como Oro! Pues son de mi hermana, y no quiero que les vaya a pasar algo.
La exageración de este individuo hizo reír a Coño y le provoco decirle: “Tanta huevada por un par de CD’s copiados oye ridículo de mierda. Si se pierden te compro 5 en la avenida Wilson y te los tiro por tu cara huevonaso.” Pero prefirió seguirle el juego. Pues este ser era medio sentimental y se ponía melancólico cuando le decían la verdad crudamente.
- Esta bien Betito, anda nomás, tus CD’s están seguros aquí.- Paro un momento la música, ante la sorpresa de todos y gritó - Señores! Cuidado estos son los Cd’s de Beto – mostrando los CD’s - Y todos deberían tener cuidado como si fueran los suyos propios.
Todo el mundo rió, al ver los CD’s sin titulo y sin marca – Hahaha, tanta vaina por esa huevada, los cambian por chapitas marcadas – gritó alguien – Hahaha, ese par de CD’s no los agarro aunque me los regalen o me paguen, hasta me pueden cagar el lector de CD’s – Gritó otro. Todo el mundo rió ruidosamente, menos Beto, que miraba los CD’s con atención mientras Coño los manipulaba toscamente para ponerlos en el Lector. Es menester dejar en claro que Beto era, es y será un pobre diablo, desde niño había vivido con su familia: papa, mama, hermanos, abuelos paternos, abuelos maternos, tíos y tías casados, perro, gato y chancho en una casa de 30 metros cuadrados vieja del siglo pasado que alquilaba en un barrio cagón llamado Lince, Casa de la cual el dueño conseguiría botarlos junto con sus cachivaches luego de 10 años de no pagar las rentas. Para él, estos CD’s eran un sagrado bien, eran los únicos que tenia y en las reuniones familiares, en su cuchitril, los ponían 10 veces en circulo al revés y al derecho.
El miserable de Betito, no pudo divertirse durante toda la fiesta, con la dura responsabilidad de vigilar los CD’s de su hermana, que habían sido dejados en la mesa, al cabo de la primera canción, pues a nadie le había gustado la música de mierda que llevaban grabada. Nando se divertia, riendo, bailando y metiendo mano a culos ricos mientras se pegaba en el baile.
Así estaba Beto cuando, por un instante, al ver pasar un señor rabo, su mirada se desvío siguiéndolo… Al recobrarse de la excitación volvió su mirada hacia el lugar en donde estaban sus CD’s… Estos ya no estaban alli…
martes, 10 de julio de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Muy buena carajo!
Publicar un comentario